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LOS PLANOS MATERIALES.

El plano físico y el plano astral.



Antes que nada, aquí debemos definir el término energía. Porque al decir que la materia es energía condensada, y que la materia, al llegar a la velocidad de la luz, se convierte en energía, hemos enunciado las premisas de las que partiremos para explicar racionalmente lo que viene en seguida. Aquí, seguiremos a la física cuántica al aclarar que no consideraremos la energía en tanto que magnitud, sino que la consideraremos un operador*. Entonces, pongámonos de acuerdo en la semántica: Se ha dicho que La energía es la corriente que sustenta la vida; la sustancia con la que todas las cosas se hacen. Pero estas definiciones no eran del todo precisas para definir nuestro objetivo, hasta que llegó Michael Robbins con su libro titulado Tapestry of the gods, a darnos una definición que es acorde con lo que los Alquimistas han venido experimentando hasta ahora: "la energía es la manifestación móvil del ser, el ser en actividad". Hasta la Física moderna nos dice que lo que hace diferente a la materia de la energía es, exclusivamente, su nivel de vibración, es decir, su frecuencia. Entonces, la energía es, en pocas palabras, el agente de la Vida que se manifiesta en todos los niveles. Y como tal, implícitamente, también es la fuerza de vida.



Ahora que sabemos de qué hablamos, diremos que la energía es UNA, aunque se manifieste en distintos niveles, y en cada uno adquiera un nivel de vibración distinto. Y extrapolando, así es el SER y así es la Conciencia, a la cual podríamos considerar como un medio de propagación--por decirlo así--del primero. La Esencia del SER se manifiesta en todos los niveles, pero son sus vehículos los que cambian, porque Ella no cambia en sí misma; es, con todo derecho, inmutable. Así, aunque cause que las cosas a su alrededor se mantengan en un constante devenir, sin el cual la evolución no podría darse, ella NO se ve afectada por este devenir. A esta cualidad se le denomina perpetuidad, y se dice que la materia es perpetua, en tanto que esencialmente no cambia, aunque siempre cambie de forma. "La materia no se crear ni se destruye, sólo se transforma". Entonces, una vez dada esta intro, podemos continuar.



La materia, además de manifiestarse en los cuatro estados físicos correspondientes (sólido, líquido, gaseoso y plasmático), también se manifiesta en cuatro cuadrantes, los cuales también podríamos llamar: "niveles de vibración". Y a estos les llamaremos planos materiales. Del más denso al más sutil, son: plano físico, plano astral, plano mental, plano etérico. Aquí hago notar que existen nombres distintos para estos niveles, pero aquí usaré los nombres que tradicionalmente se les ha venido dando en occidente. Después de todo, contrario a lo que mucha gente pueda pensar, en occidente contamos con tradiciones tan válidas como las orientales. Y nuestro enfoque es más racional que místico, lo cual nos ayudará a entrar, con ayuda de fundamentos sólidos, al reino de lo que se ha venido llamando "oculto". Al usar el término "denso", nos referimos a "bajo en vibración", y al usar el término "sutil", queremos decir: "elevado en vibración"



El plano físico abarca las tres dimensiones que bien conocemos y con las cuales estamos familiarizados. Aquí la materia es más densa que en cualquiera de los otros planos, y su vibración es la más baja dentro de nuestro reino. Las formas de los seres vivos de este nivel están conformadas por energía condensada, y los seres que aquí habitan cuentan con organismos (cuerpos) dotados de funciones fisiológicas que les permiten adaptarse al ambiente por medio de mecanismos complejos ordenados estructuralmente. Por mediación de los sentidos (vista, gusto, olfato, tacto, oído), los seres de este plano interactúan con el ambiente, y traducen los estímulos externos en sensaciones gracias a los organos de los sentidos, especializados de acuerdo al fenotipo (resultado del ambiente y del genotipo) de una especie determinada. El acto-reflejo es la manera más usual en que los seres de este plano responden ante las situaciones, el medio ambiente y el entorno, pero también cuentan con el instinto de autoconservación, que es el mecanismo principal con el que cuentan para adaptarse al ambiente. Y precisamente es este instinto el que les permite desarrollar las defensas clásicas que ayudan a su adaptación a un entorno determinado (además de que también facilita su relación con él). Los organismos constan de órganos, a su vez formados por tejidos, y éstos conformados por células...que en un nivel profundo están organizadas por moléculas, por átomos, por partículas subatómicas y por quanta. El plano material-fundamental o mundo físico es un nivel relativamente moldeable, en tanto que las formas cambian constantemente, para renovarse, pero también para decrecer y desintegrarse al final. La evolución se ve compensada por la involución, la disgregación. Aquí la Ley Trascendental de Entropía se manifiesta con mayor fuerza. Creo que no es necesario entrar en detalles con respecto a los moradores; ya bastante bien los conocemos. Sólo como punto de referencia para entender los demás niveles, diremos que los reinos mineral, vegetal, animal y humano, encuentran sus homólogos en los siguientes planos.



El plano astral es el contiguo a éste y abarca la cuarta dimensión, definida como continuum espacio-tiempo, lo que indica que uno depende del otro, y que ambos se influencian mutuamente. A pesar de que es un nivel más elevado en vibración que el nivel físico, todavía tiene relación próxima con nuestro mundo de 3D, por lo cual los sentidos pueden adaptarse más fácilmente a este nivel que a los más elevados. Este plano está dividido en los estratos (niveles) superiores e inferiores. En los niveles inferiores reina la percepción sensorial, aunque exaltada hasta el punto de ocupar cerca del 80% de los mecanismos que traducen los estímulos externos en este plano. No obstante, a pesar de esto, en estos niveles pasa lo que aquí en nuestro plano con las formas físicas: Reina la disgregación y desintegración de las formas. En estos obscuros niveles inferiores, sólo aquél que ha visto la luz en sí mismo puede ver la luz presente en el ambiente. Aquí la percepción cambia como lo que ocurre en el plano físico después de deslumbrarse y entrar a una habitación obscura. Lo que resulta es que uno no puede ver nada. Los que vibran en una frecuencia más baja, se adaptan ajustándose a la vibración presente en estos niveles, pero los que vibran en frecuencias mucho más altas, pueden contemplar todo con la Luz del Espíritu, sin necesidad de descender a la frecuencia tan baja que manifiesta las formas en los niveles bajos del astral, las cuales son, en su mayoría, proyecciones de deseos hechas tangibles; en otras palabras, deseos manifiestos en formas tangibles. Aquí, las emociones, los deseos y los pensamientos negativos, como la ira, el temor, etc, se materializan en formas objetivas (generalmente como mostruos horribles que describen el carácter y la cualidad emocional que estaba presente al ser proyectados por su inconsciente "creador"). Así que se necesita mucho control sobre las emociones para visitar estos lugares bajos.



Con todo esto, hemos enunciado implícitamente que la materia de este plano no es más que substancia mental (formas de pensamiento) dotada de vida gracias a la energía emocional, que aquí se podría considerar una constante. Y siendo así, la materia en este plano (y mucho más en los niveles inferiores e intermedios) es muy dúctil y fácilmente moldeable. Está dotada de una gran sensibilidad para adaptarse a la "forma" substancial con la que la mente, ayudada por las emociones, la dota. De ahí que con sólo desearlo, e imaginar un lugar, podamos viajar a ese lugar en un parpadeo, sin tener que caminar o volar para salvar el trayecto entre el punto donde nos encontramos y aquel otro al cual deseamos llegar.



Adaptarse a los mecanismos con los que se cuenta para desenvolverse en este plano puede causar confusión para el visitante que recientemente ha descubierto este nivel desde la conciencia. Es como transitar siempre de día por un lugar y luego ir de noche al mismo; todo se verá distinto, las calles, las direcciones por las que uno transita, etc., a pesar de que los objetos no hayan cambiado en sí mismos. Es la conciencia la que tiene que cambiar de nivel para adaptarse a este nuevo entorno. Los seres nativos de este plano disponen de vehículos (cuerpos) altamente organizados en sí mismos, que no necesitan de órganos de los sentidos que traduzcan en percepciones los estímulos que les vienen del ambiente. Aquí el límite que diferencia y separa al habitante de su entorno, se borra hasta cierto punto, lo que indica que el habitante puede proyectar su propio entorno, en vez de tener que adaptarse a modelos preestablecidos (excepto claro, cuando varias "conciencias" has establecido determinado escenario en la realidad de este plano; si es así, el visitante que entra en ese entorno, podrá moldearlo hasta cierto punto, pero no más allá de su esfera de influencia, por más que trate, a menos que su conciencia logre abarcar las de todos los nativos de ese lugar o entorno, lo cual casi nunca pasa). Aquí, los moradores entran en contacto con su realidad inmediata empleando todo el cuerpo; y este "cuerpo" es el vehículo astral, del que las conciencias de los seres nativos se sirven para interactuar con su entorno, el cual muchas veces no es más que una extensión objetiva de ellos mismos. Por eso, es aquí, en el llamado Agente Mágico (plano astral, según le han llamado los antiguos kabalistas), donde se encuentran las figuras arquetípicas estudiadas por Carl Jung, además de otros contenidos importantes del inconsciente colectivo. Es aquí donde habitan todas las formas creadas por la mente humana, especialmente las que son resultado de mentes corruptas, a pesar de que también existen muchas formas que simplemente se han mantenido con existencia objetiva a lo largo del tiempo porque han sido dotadas de una gran carga emocional que permanentemente es renovada. Precisamente son todos estos contenidos semiautónomos los que conforman el egregor más grande que alguna vez pueda concebirse por una conciencia normal. Aquí, en los archivos del inconsciente colectivo, también están contenidos los pensamientos, los recuerdos, las fantasías y los sueños de las razas que han poblado el planeta antes que la raza humana actual...y precisamente es este egregor el que los nativos de los estratos inferiores de este plano emplean para sobrevivir, usándolo como alimento para sus vehículos en proceso de desintegración completa. La mayor parte de los moradores obscuros de estos niveles, son "sombras", "cascarones" y cadáveres astrales ocupados alguna vez por consciencias (Almas) humanas.



Con respecto a los moradores de estos niveles inferiores, diremos que así como en nuestro mundo existen cadáveres en proceso de disolución, y los parásitos que se encargan de que la materia muerta se descomponga para seguir el ciclo natural, aquí existen sus homólogos, que son llamados Lemures, Elementarios o Manes y Larvae, respectivamente. Los primeros son los cuerpos astrales de aquellos que murieron circunstancialmente antes de que les llegara el tiempo de pasar por el cambio llamado "muerte", y son humanos como cualquier otro, con la diferencia circunstancial de que no cuentan con un cuerpo físico. Siendo así, muchas veces sus consciencias se afectan por no poder satisfacer sus necesidades sensuales (de los sentidos) como lo hacían cuando contaban con un cuerpo físico. Al principio, obran en pensamiento en el astral y piensan que todavía viven en la tierra, por lo cual no ocurre el drástico golpe para la psique. Pero generalmente el gusto les dura muy poco, porque en cuanto se dan cuenta de que "no es lo mismo", entonces se deciden a encontrar los objetos reales con los que puedan satisfacer sus pasiones, las cuales muchas veces parecen consumirlos como fuego. Así, encontrándose en un nivel tan bajo del astral, que casi colinda con el plano físico, muchas de estas entidades cruzan la delgada línea que los separa de este nivel gracias a la misma fuerza devoradora de sus pasiones, y se asocian con personas encarnadas en este plano que tienen pasiones, deseos, costumbres y forma de ser semejantes a las de ellos. En la mayoría de los casos simplemente se establece una relación de la entidad astral con un humano encarnado, sin el conocimiento consciente de este último; pero llega a darse también el alarmante caso de simbiosis y hasta de parasitismo. En el caso de simbiosis, la entidad astral simplemente acompaña a su "asociado" durante sus correrías y se alimenta (por asimilación) de las emanaciones astrales del humano encarnado; así es como la entidad logra mantener su vehículo astral en relativa cohesión y organización (al menos para que éste sea relativamente funcional). Pero en el caso de que la entidad se convierta en una EAP (entidad astral parasitaria), suele ocurrir que la persona encarnada muchas veces cambie drásticamente de manera de ser, en varios aspectos. Muchas entidades que son llamadas por los mediums espiritistas, por medio de herramientas como la ouija, etc, llegan a creer que el cuerpo huésped (que el medium les presta para que se comuniquen con los "vivos") es de su propiedad, y entonces harán lo que tengan que hacer para que esto sea así en la realidad. Simplemente se enganchan al cuerpo astral del medium y lo usan como puente para actuar también sobre su cuerpo físico. De ahí que estas actividades sean contraindicadas en la Alta Magia, al menos que el practicante sea un profesional en el control de estas entidades. Generalmente los casos de personas infectadas por parásitos de esta clase, terminan bien para la persona en tanto que rara es la entidad que puede engancharse por mucho tiempo sin ser absorbida por el huésped; pero también se han dado muchos casos en los cuales el avance de los síntomas del parasitismo es alarmante, e incluso se dan episodios de posesión completa. De seguir hasta el estado crónico, la entidad debilitará a la persona hasta causarle la enfermedad o incluso la muerte.



Además de los lemures o manes de los que ya hemos hablado, categoría dentro de la cual se clasifica a los cuerpos astrales o espectros de los suicidas y de los muertos por accidente, también están los cadáveres astrales de los muertos (fallecidos por muerte "natural"). Estos son los cascarones que las Almas humanas alguna vez utilizaron como puente y medio para manifestarse en el plano físico. Pero una vez que estos "trajes densos" han sido abandonados, quedan como vanas copias de los deseos, preocupaciones y emociones materiales, y de los instintos en general, que alguna vez poseyó el fallecido mientras estaba con vida en el mundo físico. Sólo permanecen en estos niveles mientras el cadáver físico no se ha desintegrado, porque una vez que lo hace, estas "mortajas" parten a la octava esfera de las regiones del submundo, para ser destruídas de una vez por todas y despojadas de la energía que todavía pueden poseer en estado residual. Por sí mismas, no ofrecen peligro, en tanto que los "vivos" no las atraigan por causa del apego que los ataba a las personas a las que pertenecieron. Pero si esto llega a pasar, el vínculo (que en este caso es un apego, atadura) que unía al vivo con el muerto, sumado a las emociones de pena, tristeza, etc., que tiene el primero por haber sufrido la pérdida del segundo, son lo bastante fuertes como para atraer a estos despojos astrales hacia la persona que en ese momento tiene afinidad con ellas si se comporta de esa manera y no asimila la muerte de su ser querido. Esto no se da en todos los casos, ya que depende de la evolución espiritual del fallecido, pero sí se da en la mayoría de los casos observables. Cuando se acude con un medium, estas entidades son la que con mayor frecuencia son contactadas, y también son éstas las estudiadas y usadas por los nigromantes de baja categoría. Muchas veces los malintencionados practicantes de magia negra pueden proyectarse astralmente y servirse de estos cascarones (como quien se pone el traje de otra persona) para aparecer con la forma del que fue su dueño ante un familiar, ser querido, o algún pariente de éste, causando graves engaños y hasta daño criminal de esta manera. Por esa razón hay que comprender que la persona fallecida ha trascendido, y que (salvo en casos excepcionales) al Alma liberada no lo interesa en lo más mínimo tener contacto con este mundo obscurecido del cual al fin se ha liberado.



Por último dentro de la categoría de los desencarnados presentes en el astral, que alguna vez fueron humanos, están los seres llamados phantasmata, que al pasar a través de la brecha del bajo astral para manifestarse en este plano físico, se clasifican en apariciones (o aparecidos) y fantasmas, propiamente dichos. Estas "entidades" no son más que residuos energéticos de los muertos. Herméticamente, un fantasma es energía semicondensada en la sombra de lo que alguna vez fue un vehículo de conciencia en el plano físico; sólo son energías que toman una forma definida porque nuestra mente les dota de esa forma. Por sí misma, una entidad de éstas nunca tiene forma, ya que sólo es un agregado inestable y caótico o un conjunto de energías brutas y densas (y muchas veces ni a eso llegan, ¡porque no son más que residuos energéticos!). Es la mente y la conciencia de la persona que entra en contacto con estos residuos energéticos, la que les dota de una forma relativamente objetiva para que pueda ser reconocida por el observador. Las energías en su estado bruto (y sobre todo las que son más sutiles que las físicas) no son identificables subjetivamente y, por lo mismo, tampoco son fáciles de reconocer por los individuos que interactúan con ellas. Además, está comprobado que la consciencia tiende a llenar el vacío con formas que le sean familiares (un ejemplo de esto es el caso de proyección inconsciente).



Estas energías desechadas se denominan apariciones cuando su imagen aparece vaporosa, casi indefinida. Pero, por otra parte, se les nombra fantasmas cuando son casi tangibles. Sin embargo, aún así, no llegan a materializarse, ya que eso sólo se da en determinadas circunstancias (difíciles de reproducir en la mayoría de los casos). Lo que sí llega a ocurrir es un cambio en el ambiente que indica su presencia, como bajas de temperatura, ruidos de pasos, escuchar que alguien respira agitadamente...entre otros indicios que también son comunes.



También existen una clase de "seres" que son llamados Umbrátiles o sombras, los cuales alguna vez fueron los cuerpos astrales de seres humanos corruptos moral, psíquica y mentalmente--a veces hasta intelectualmente. Son cadáveres astrales degenerados que describen formas mutiladas y mostruosas o formas animales cuando no reflejan un carácter tan corrupto. En su libro: "Los elementales", el Dr. Franz Harttmann dice lo siguiente: "La forma es una apariencia que representa un carácter, el carácter da impresión a la forma. Si el carácter de una persona es completamente malo, hará que la forma astral sea horrible. Por esta razón las almas (se refiere al alma animal, cuerpo astral) de los depravados pueden aparecer en formas animales". Muchas de estas sombras son contactadas por el medium, y así toman la vitalidad de éste y logran recobrar su apariencia humana, para luego materializarse sirviéndose de la substancia etérea que magnetizan de los presentes en la sesión espírita (sólo si estos tienen una constitución inestable en sus vehículos).



Dentro de los habitantes no-humanos (que nunca lo han sido) de estos niveles inferiores del astral, se encuentran los llamados elementales artificiales, ya sean resultado de una creación consciente y deliberada o de una proyección inconsciente, resultado de la inestabilidad emocional o de crisis y arrebatos emocionales (aquí se engloba cualquier perturbación emocional que atenta contra el equilibrio y la paz del sujeto). Los sujetos comunes y corrientes que habitan "dormidos" en este mundo físico, crean uno o varios de estos entes cada vez que se dan a fantasías morbosas (sean de la clase que sean), y las dotan de una gran carga emocional. Afortunadamente (¡he aquí el Poder del Inefable!), estos "elementales" sólo duran mientras la carga emocional que les dotó de vida permanezca presente, y siendo sus "creadores" individuos sin ningún entrenamiento mental, esto no tarda más de dos días. Sin embargo, los "elementales" que son el resultado de una proyección emocional muy fuerte y corrompida, pueden adquirir una existencia semiautónoma y buscar su sobreviviencia a como dé lugar...incluso a expensas de sus "creadores" (vampirizando la energía vital y astral de éstos hasta consumirlos). Los "dioses" y deidades tutelares, así como muchos de los "ídolos" de la antiguedad, no eran más que viles "elementales" de esta clase, que requerían de sacrificios para extraer de ellos la materia astral necesaria para mantener sus cuerpos, y también para sobrevivir mientras esperaban su alimento, el cual era el egregor que sus adoradores y fieles devotos les conferían en las "ceremonias" que celebraban en su honor. Por otra parte, los elementales artificiales creados por los Magos Negros también entran en esta categoría, y la mayoría de ellos no sirven más que como marionetas de sus amos, o como extensiones para la conciencia de los mismos. Estos elementales (considerando el carácter perverso y muchas veces hasta maligno de sus creadores) generalmente son mostruosos. Y el que sea así, es una trampa muy inteligente, ya que si alguien les tiene miedo, los hace más fuertes, puesto que ellos absorben la energía liberada en esa clase de exaltación del ánimo.



En algunos de los libros más antiguos de los cabalistas, se dice que una de las clases más temidas de elementales es el resultado de la soledad de Adán; estas "entidades" son nacidas de sus sueños, cuando él todavía ansiaba a Eva, que era la mujer que Dios le tenía predestinada. De igual forma, las tradiciones rabínicas dicen alegóricamente que estos "entes" se formaron a partir del derrame del semen de Adán cuando éste se ocupaba de su primera esposa Lilith, la vampiresa. Entonces, esto ilustra muy bien lo que diremos ahora. Los Larvae, que son una clase de elementales artificiales, son llamados íncubi y súcubi, de los cuales Paracelsus dice en uno de sus tratados que "la imaginación es la causa de los íncubos y súcubos, y de la larva fluídica. Los íncubos son seres masculinos y los súcubos femeninos. Son el producto de una imaginación intensa y lasciva de los hombres y mujeres, y después que toman forma desaparecen". También dice, más adelante, que pueden ser creados por el Amore Hereos, que es "una clase de amor en que un hombre puede imaginarse una mujer, o una mujer un hombre, para ejecutar el acto connubial con la imagen creada en la esfera de la mente. De este acto resulta la expulsión de fluído etéreo inútil, impotente para engendrar un niño (humunculus), pero capaz de producir Larva". Estos entes (la iglesia no se equivocó al denominarlos diablos) extraen la vitalidad de las personas y acaban muy pronto con ellas si no son muy fuertes. Pero si atacan a alguien en quien su perversidad no encuentra resonancia, no pueden hacerle ningún daño. En este sentido imitan a los brujos negros, quienes para "embrujar" a alguien no hacen más que servirse de la propia energía de la víctima y luego corromperla para usarla contra ella. Así, los brujos despiertan--por decirlo así--los demonios internos de sus víctimas y los ponen en contra de ellas, hasta que las consumen. Pero si sus víctimas tienen una mente sana y están alineadas con lo más elevado, no deben temer a sufrir daño alguno por parte de ellos. Estos malos espíritus sólo pueden influir sobre aquellas personas en las que prepondera la naturaleza animal.



Para terminar con los habitantes de estos reinos del "inframundo", por llamarles así a estos niveles inferiores que no distan mucho de las clásicas descripciones que se dan de ese mundo inferior en las distintas culturas, nombraremos sólo de paso a los cuerpos astrales de los animales que, después de muertos en el plano físico, tienen una corta existencia en estos niveles--y la duración de ésta depende de la inteligencia y del desenvolvimiento que haya tenido el animal en cuestión mientras estuvo en el plano físico. Pero generalmente, como la mayoría de los animales todavía no están individualizados, tienen una existencia corta incluso en estos niveles. Otros, según dicen algunos estudiosos, gozan de una existencia "feliz" para ellos, envueltos en una especie de sueño en el que gozan de cierta libertad. Pero esto no se ha comprobado, así que el lector puede examinar y tomar esto según su propio criterio.



Ahora, nos elevamos del submundo y llegamos a un nivel más decente. Aquí, en estos niveles intermedios, vemos que no todo es tan malo como parece. Por arriba de estos reinos obscuros, de decadencia, empezamos a encontrarnos con los niveles inferiores de la 5a dimensión, que son los superiores del plano astral, donde las percepciones más abundantes son las mentales y todas aquellas relacionadas en alguna forma con la naturaleza del pensamiento. En estos niveles, "la luz que no proyecta sombras" brilla perpetuamente y sin fluctuaciones. Aquí, los atributos de las formas se vislumbran simultáneamente, y todas las cualidades de un objeto son presentadas ante nuestra conciencia en perfecta sincronicidad, desde el momento en que interactuamos con él; los cuerpos pueden observarse en todos sus ángulos y perspectivas también, ya que no hay nada que impida que la luz que aquí brilla pase a través de los distintos objetos que se presentan ante nuestra conciencia (así, podemos ver todas las caras de un objeto, ver el interior al mismo tiempo que el exterior, etc). Como aquí las restricciones espaciales no existen y la materia ya es mucho más sutil que la de los niveles inferiores, con sólo desearlo, podemos trasladarnos a los más remotos lugares, ya sea del plano físico o del mismo plano astral. El deseo se ve atemperado por la imaginación; aunque por la naturaleza misma del astral, sigue siendo una condición indispensable. El espacio astral generalmente reluce, en su parte más profunda, con una tonalidad que va del morado al púrpura, muchas veces en matices intermedios. Y cabe señalar que en este plano los colores no se mezclan, como lo hacen en el mundo físico, sino que se unen en perfecta armonía sin mezclarse, como si se entretejieran. Aquí no hay límites para la visión, ya que la conciencia operante en el vehículo astral sólo necesita enfocarse hacia determinado punto para que ese sea el único que abarque todas sus percepciones. Pero generalmente pasa que el individuo se desconcierta con todos los estímulos que se presentan de una forma u otra ante su conciencia, ya que no ha comprendido la simultaneidad que rige en los procesos de estos niveles, y la manifestación de esta simultaneidad no le parece más que un bombardeo incesante de estímulos. Por ello, quien tiene problemas en la dirección del enfoque, tendrá problemas (pero nada del otro mundo) para desenvolverse aquí de la manera más eficaz. Hay que tomar en cuenta que en estos niveles, las seis direcciones (adelante, atrás, arriba, abajo, derecha, izquierda) están unidas en la séptima, que es la dirección central, o el punto central, y a través de éste la conciencia operante se manifiesta y se relaciona con el entorno que se le presenta; de ahí que las percepciones en y hacia todos los puntos sean simultáneas. En estos niveles hay cientos de formas mentales nutridas por las emociones de la colectividad, y entre más se acerque el visitante a los niveles más altos, más formas mentales descubrirá. Pronto, estará muy cerca de las formas más antiguas y más idealizadas que alguna vez ha concebido la mente humana. Es en los niveles altos del astral, colindando directamente con el mental, donde se encuentran las "Ideas" descritas por Platón. Aquí se verá, en la práctica, la certeza del enunciado que han acuñado nuestros filósofos herméticos a lo largo del tiempo: "aquello en lo que enfocas tu conciencia se desarrolla y crece; cada vez se hace más fuerte". En este nivel existen construcciones arquitectónicas impresionantes, además de Templos antiguos y grandes lugares donde se guardan los archivos del conocimiento de la humanidad de esta raza. Y obviamente, cualquier cosa que venga a tu mente, será hecha visible en un parpadeo. Pero apenas retires tu conciencia de ella, se irá diluyendo, hasta terminar por desvanecerse.



Los habitantes nativos de este nivel son los elementales creados por los Señores de la Forma, los cuales se encargan de establecer el vínculo entre las corrientes energéticas que vienen del mental y las propias del mundo astral. También habitan aquí los espíritus de la naturaleza de orden inferior, que condensan la energía que les envían sus superiores y la tornan en substancia astral que luego moldean para que el respectivo elemento (tierra, fuego, aire, agua) se manifieste en la materia astral y, por último, en la física.



Aparte de los anteriores, también existen "entidades auxiliares", como les han llamado algunos, que eligen voluntariamente quedarse en estos niveles intermedios para ayudar a las almas en tránsito a pasar de un nivel a otro (y tampoco dudan en ayudar a los visitantes curiosos que se desesperan por no adaptarse a ese plano). Muchos de estos seres reciben a las personas cuando acaban de morir, para lo cual se transforman en un familiar suyo que falleció antes que ellas, toman la imagen con la que esas personas reverenciaron a la deidad...Bueno, simplemente eligen una forma que les de confianza a los que transitan entre los mundos, y que desean aproximarse a los niveles inmediatamente superiores a éstos.



Siendo de las inteligencias de más alto grado presentes en estos niveles, están los devas, que son los que dirigen a muchos de los espíritus elementales. Ellos sostienen en sus mentes las formas ideales de los objetos y seres del reino mineral y vegetal que después habrán de tomar forma física. Son inmediatemente superiores a los humanos, y están al nivel de muchos ángeles de los coros inferiores, sólo que en la línea de evolución de los Creadores. Sus conciencias son focos de la luz astral, y por ello, custodian en su mente los patrones y las formas de los objetos diferenciados que aparecen bajo substancia material en este plano y en el físico. Los de orden inferior son espíritus tutelares de un pueblo o nación, focalizando la conciencia de los individuos que lo conforman, y guardando la información y la sabiduría de la que es depositario ese pueblo o grupo de individuos con características en común.



En este punto, llegamos a los niveles superiores del astral, donde la luz se libera cada vez más para lograr que la materia de este nivel sea de lo más parecida a su arquetipo (molde) perfecto; aunque, a pesar de esto, esta materia todavía conserva cierta relación con la materia más densa, y por lo tanto, está sujeta a fluctuaciones de varias clases. Aquí se observa, con más claridad que en cualquier otro nivel de los inferiores, que la materia astral es luminosa de por sí y que ella misma está contenida en una luz que es como un mar en el cual las formas que aparecen en la superficie no son más que burbujas transitorias. Y es en esta luz astral donde flotan las formas de lo que aparece diferenciado en los niveles físicos. Es el Anima Mundi (el aspecto inferior de la Primera Materia) y el Agente Mágico. Es lo mismo que la Luz sideral. Ella encierra "la promesa y potencia de cada cualidad de vida, así como la realización en potencia de cada cualidad de espíritu"; y siendo así, es el taller cósmico donde la obras de la Naturaleza encuentran su soporte substancial, para luego manifestarse. Es al mismo tiempo, un elemento y un poder, conteniendo el carácter de todas las cosas. Digamos que, en pocas palabras, las sombras de esta luz son los objetos sensibles presentes en la naturaleza que contemplamos en lo físico. La Luz Astral es la reserva universal subconsciente.



En estos niveles habitan los Adeptos Inmortales que, libres de los ciclos forzosos de nacimientos y muertes, han elegido auxiliar a sus hermanos menores, pertenecientes a la humanidad caída, a regresar a su Fuente y a elevarse siempre hacia ella. Son Maestros en todo el sentido de la Palabra, ya que ellos han renunciado a estar en los planos superiores para iluminar los mundos obscurecidos que se despliegan por debajo de estos niveles. Son ellos los que muchas veces asisten a los discípulos solitarios en cualidad de Daemon, como lo era el daemon de Sócrates o el de Jung. Los daemon son espíritus elevados que sirven de intermediarios entre los dioses (Elohim) y los humanos, y desempeñan esa función de maestros internos sólo mientras el Discípulo logra entrar en contacto con su Maestro Interno, con el verdadero hombre interno o Yo Superior.



En estos niveles también se encuentran algunos discípulos en espera de reencarnar en el mundo físico. Muchos, sólo eludiendo los nacimientos sucesivos mientras aprenden más cada día; pero otros, empleando su tiempo enteramente en aprender la forma de eludir las reencarnaciones forzosas. Además de éstos, hay una clase superior de Filósofos, tratando de modelar un cuerpo físico a partir del molde contenido en la luz astral para proyectarlo a una encarnación sin tener que pasar por el umbral del nacimiento. Siendo así, están en los últimos pasos para llegar a la culminación de la Gran Obra y del Corpus Incorruptibilis.



En el siguiente nivel de la "jerarquía", están los Devas superiores o Djinns de orden superior, que se ofrecen como conexiones vivientes (transmiten las energías y el poder) entre los hombres y los dioses; esto es, pasan el poder de los unos a los otros, sublimándolo o desacelerando su vibración, según sea el caso.



Y por último están los Egrégores, a los que Eliphas Lévi denomina "los príncipes de las almas que son los espíritus de energía y acción". Los ocultistas orientales describen los Egrégores como Seres cuyos cuerpos y esencia son un tejido de la llamada Luz Astral. Son las sombras de los Espíritus planetarios superiores, cuyos cuerpos son de la esencia de la luz divina superior. Por ejemplo, Samael, el Arcángel de Marte, es el egrégor de Sammael, el Elohim de la Octava Esfera, el Demiurgo. No deben ser confundidos con los Grigori, que son los vigilantes de la humanidad en sus principios. En el libro de Enoch se da dicho nombre a los ángeles que se casaron con las hijas de Seth y tuvieron por hijos a los Gigantes, los Nephilim.



NOTA: Aquí sólo he incluído a los moradores y habitantes "nativos" del plano astral, al igual que a aquellos otros seres y entidades que permanecen por largos lapsos de tiempo en él; mas no me he ocupado de incluir a aquellos visitantes (por lo general, humanos encarnados de distintos niveles de conciencia y evolución que acceden al plano astral por medio de proyecciones o desdoblamientos, y que luego logran un eficaz desenvolvimiento en este plano) que simplemente transitan por el plano astral como si fuera un puente: ya sea humanos desencarnados que pasan por él para llegar a los niveles superiores, o aquellos visitantes que experimentan con ese mundo y recorren los lugares que pueda presentarles como interesantes y dignos de ser explorados.

PRÓXIMAMENTE: LOS PLANOS MENTAL Y ETÉRICO.

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©2007 DarkAlchemist-2017 Joannes Faustus.



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